CONECTÁNDONOS CON EL SOLSTICIO

En el cielo, siempre se marca el día y la noche, la luz va cambiando, debido a los movimientos de nuestro planeta tierra en su mismo eje (rotación), y alrededor del Sol (traslación). Sin embargo, en el año ocurre un fenómeno importante, uno durante el verano y otro durante el invierno, a esto se le conoce bajo el nombre de solsticios. El día de hoy en el hemisferio norte del planeta, se genera el solsticio de verano, la energía del sol invade ese lado del planeta, mientras que en el hemisferio sur, se produce el solsticio de invierno, donde la fuerza del frío se hace presente y arropa todo. Es conocido como el día más largo del año en el hemisferio norte, y la noche más larga en el hemisferio sur; en cualquiera de los dos lados, hoy es un día que da apertura a la renovación y al re-nacimiento, por lo que es un momento perfecto para celebrar, reunirnos y honrar la feminidad, la naturaleza y prepararnos para los nuevos cambios que nos trae la vida. El solsticio de verano nos invita a sembrar, a reconocer lo experimentado, a ser agradecidos y a identificar lo que hemos hecho durante los seis meses anteriores justo en el solsticio de invierno pasado, un día para descubrir lo que nos inspira, reconocer y honrar nuestro camino, y sentirnos plenos con todo lo que hemos alcanzado hasta hoy; así mismo nos lleva a dejar ir viejos patrones y actitudes viejas, cambiándolas por nuevos hábitos que nos aporten en nuestro desarrollo del ser. Por su parte, el solsticio de invierno, nos guía al recogimiento, nos orienta a cosechar, a la toma de consciencia, reconocer quienes somos realmente, y que es lo que queremos para nuestras vidas, a prepararnos para los tiempos fríos, a mirar nuestra oscuridad ineterior para alumbrarla con la luz de nuestro amor, y a enfocarnos en nuestra transformación, ya que será exactamente eso que hagamos durante el invierno, lo que experimentaremos durante los próximos meses hasta la llegada nuevamente del verano.

La palabra solsticio se deriva del latín sol (‘Sol’) y sístere (‘permanecer quieto’), y se le llama así porque después del solsticio, pareciera que el sol se queda quieto por tres días, antes de comenzar de nuevo a moverse en el cielo. Durante el solsticio se genera un fuerte movimiento energético en el mundo, sea que nos encontremos en alguno de los dos hemisferios, la fuerza del solsticio nos estremece internamente, y dependiendo del polo donde nos encontremos, experimentaremos mucha energía (sol), o mucha sensación de recogimiento (invierno). Sea cual sea nuestro caso, el solsticio siempre es una etapa perfecta para conectarnos con la energía planetaria que es el principal personaje que experimenta dicho fenómeno. Para las culturas paganas celtas, esta celebración coincide con Litha -también llamada en Europa “fiesta de San Juan” o Yule durante el solsticio de invierno -también llamado como “el espíritu de la navidad”. Aquí es donde el planeta se divide en dos, debido a los hemisferios, por lo que mientras en el sur le damos la bienvenida al invierno Yule, en el norte le dan la entrada al verano Litha. 

Todo solsticio trae consigo un mensaje claro para la humanidad: se reinicia la energía planetaria, por lo que cambiamos de frecuencia, y la tierra entra en su etapa medio, lo que significa energéticamente hablando, que el cielo y la tierra se alinean en una misma fuerza, lo que genera que un portal energético de paso a los seres espirituales, maestros ascendidos y seres lumínicos, para que estos se comuniquen con la tierra con mayor precisión, y nos entreguen sus herramientas para transformar nuestro mundo; en pocas palabras es un día de mucha conexión espiritual. Entonces, surge la incógnita ¿qué hacer durante este solsticio?, pues desde una perspectiva celestial, el solsticio es una fecha perfecta para realizar todo tipo de rituales, meditaciones, terapias e introspecciones, ya que es un fenómeno que se siente no solo hoy, sino que durante los próximos tres días, es decir desde hoy 21 de junio hasta el día 24 de junio que se cierra con la noche de San Juan, por lo que es recomendable utilizar su fuerza al máximo. 

Generalmente durante este evento, los celtas y los druidas acostumbraban a realizar limpiezas en los hogares, sacando y botando todo aquello que viejo, roto y que ya no vibra con ellos, acto que podemos realizar nosotros y agregar que la limpieza no sea solamente física sino también energética, de igual forma es un día perfecto para realizar rituales de prosperidad, así como aquellos que sean para conectarnos con nuestra intuición y despertar nuestros dones psíquicos. Así mismo los celtas aprovechaban para dar gracias por lo experimentado durante el primer semestre del año, y se ocupaban se aprovechar el verano para la siembra, y festejar la vida algo que hacían realizando alguna reunión, o encuentros de grupos; durante dicha fiesta se realizaban bailes y cantos a la madre tierra, así como también se encendían fuegos sagrados para honrar el gran portal de luz que se aperturaba durante el día. 

En la actualidad, muchas de estas prácticas no han cambiado, ya que a pesar de no poderse hacer fogatas en las casas -a menos que se cuente con un espacio para hacerlo- muchos adeptos al solsticio realizan reuniones en las casas, para realizar rituales de agradecimiento, fertilidad, prosperidad, conexión y desarrollo espiritual. Existen personas que no son tan inclinados a los rituales, más aprovechan la oportunidad de meditar, para identificar viejos patrones y hábitos ya no saludables, y de esta forma cambiarlos por otros mejores. De igual forma, es un tiempo para realizar terapias sanadoras como constelaciones familiares, biodecodificaciones, reiki, cristaloterapia, limpieza de chakras o canales, sesiones de coaching, entre muchas otras que nos ayuden a transformar procesos heredados en nuestro árbol genealógico. Todo esto con el objetivo de alienarnos con la fuerza de la luna llena que ocurre el día 24 de junio (día de San Juan), una luna mágica que nos permite manifestar aquello que deseamos para nuestras vidas, pero que solo puede llegar a nosotros, si aprovechamos los días previos desde el evento del solsticio, para limpiar, sacar lo viejo y honrar lo experimentado.

Definitivamente el solsticio es un evento maravilloso, y perfecto para conectarnos con el agradecimiento, y sea lo que sea que decidamos hacer hoy, el simple hecho de aprovechar la energía de este día para nuestro beneficio, nos garantiza alienarnos con aquello que vibre con la voluntad de nuestra alma, y así atraer todo aquello que sentimos merecer, logrando así experimentar una vida verdaderamente plena y abundante.